Resumen

CHISTES DE ANIMALES

Puede que algunos hayáis entrado en esta sección buscando chascarrillos sobre políticos. Comprendemos la razonable confusión, pero los de aquí son animales, animales. De los de colmillos, pelaje, cola, garras, aguijones, zarpas… Vale, tenéis razón, cuesta más de lo que parece distinguirlos de un político.

Porque independientemente del rumbo del mundo, los animales siempre tendrán una reserva segura/espacio natural protegido: El reino de los chistes. Y no es tan metafórico como podría parecer, en los chistes imperan algunas de las leyes de la selva: El chiste grande se come al chico, algunos chistes mueren para que otros puedan vivir… Lo único que cambia es que en lugar de rugidos hay risotadas. Risotadas como las que nos provocará a nosotros, que somos un animal intermedio más, la siguiente lista de chistes de animales cien por cien criada en cautividad. Por cierto, lo de un animal intermedio más es literal. Si te topas con un gato puedes jugar con él, pero como te topes con un oso créenos que será el quien juegue contigo.

Así que si vienes con hambre de lobo, piel de cordero, inteligencia felina, vista de águila o algo por el estilo, este es tu zoológi… ¡Es decir, tu casa! ¡Pasa y disfruta!

Los mejores chistes de animales

¡Aquí tenéis la recopilación de chistes de animales de la que estarían orgullosos algunos animales humoristas como Bugs Bunny, Snoopy, Mickey Mouse o varios ministros! Eso sí, los animales de los chistes son solamente para pura visión recreativa ¡Como se os ocurra intentar cazarlos, os empapelamos más que a una sala de estar de los 70’s!

CHISTE DE LEPE Y LOS POLLOS

Dos Leperos se encuentran en un camino. Uno llevaba un saco al hombro.
– ?Que tienes en la bolsa?
– Pollos.
– Si acierto cuantos llevas, ?puedo quedarme con uno?
– Si aciertas, puedes quedarte con los dos
– !Cinco!

CHISTE DE LA GALLINA EMBARAZADA

CHISTE DEL HOMBRE, LA MULA Y EL PERRO

Un señor va por el campo con su mula y su perro.

La mula, muy cargada, no puede más y se para, hincando las rodillas en tierra, a punto de desplomarse. El hombre, cada vez más molesto e impaciente, comienza a azotar con una vara al pobre animal, hasta que la mula coge y le dice:

– Antonio, ¿así me tratas después de todos estos años en los que te he ayudado fielmente, sin flaquear ni una sola vez hasta hoy, que estoy ya cansada y mayor?

El hombre se asusta y sale corriendo con el perro a su lado. Se detienen casi medio kilómetro más lejos, apoyándose en un árbol mientras intentan recuperar el aliento.

– ¡¡Joder!! —dice el perro—, ¡¡Menudo susto nos ha dado la mula cuando se ha puesto a hablar!!